Saturday, May 23, 2015

Helados, Cigarrillos y Luces de Ciudad


Hace unos meses viajamos a Mérida. Yo necesitaba sacar mi visa y tu me hiciste compañía, éstos fueron unos de nuestros últimos días juntos. Te recogí temprano en la mañana pero nos entretuvimos con cosas y salimos tarde, como siempre lo hacíamos. En el camino me sentí segura, feliz y viva, como siempre me pasa. Sacaría mi mano por la ventana y el viento la empujaría, yo reiría y me sentiría como una pequeña niña. El clima era insoportablemente caliente así que me quite la blusa; tu sólo me miraste y reíste. Aquellos momentos en los que eramos capaces de olvidar nuestras enredadas historias, eramos verdaderos amigos y el tiempo juntos era el mejor.

Después de una primer visita a la embajada encontramos un lindo lugar para hospedarnos, un pequeño hotel con alberca y muchas plantas. Nos metimos en el agua, jugamos y hablamos, todo estaba bien. La vida era tranquila y todo se sentía correcto, pero siempre era así antes de que nos golpeara la tormenta y destruyera todo lo que lentamente habíamos construido. Exploramos las calles del centro y cenamos en la terraza de un bonito restaurante donde probamos deliciosa comida yucateca servida por los más amables meseros. Comimos hasta que nos dolió el estómago y tu reíste cuando dije que aún tenía espacio para helado. Así que devoramos enormes helados con cubierta de chocolate y fumamos cigarrillos y observamos las luces de la ciudad sentados en una banca, no dijimos demasiado, nunca tuvimos la necesidad de hacerlo. Es raro pero aún en esos momentos de perfección, ya se sentía como el final.

La mañana siguiente desayunamos en el hotel y salimos temprano para ir a la embajada por mi entrevista de la visa. Después de horas de filas, espera y preguntas me dieron un terrible NO. No? Enserio? Creo que estaba tan sorprendida que ni siquiera pude decir nada, sólo recogí mis cosas y salí, te busqué desesperadamente, te abracé y lloré. Soy toda una bebé aveces. 

Nos detuvimos por café antes de entrar en la carretera, y de repente me sentí bien. En el fondo sabía las respuestas, todas. Algunas puertas se estaban cerrando, pero otras se abrían y todas ellas son tan emocionantes y nuevas. A veces lo olvido, pero todo pasa por algo, todo es perfecto, todo está bien.















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