ninfa del campo

un fin de semana de octubre una amiga llamada Estefania vino a Puebla y se quedó conmigo.

ella es de esas personas con las que es fácil platicar y la risa se da de forma natural.

mientras estuvo aquí caminamos por las calles de Cholula mientras nos poníamos al corriente de lo que había pasado en nuestras vidas desde la última vez que nos habíamos visto.

en la noche fuimos al concierto de Molotov, donde gritaríamos tan fuerte como pudiéramos y saltaríamos hasta que nos dolieran las piernas y apesar de terminar bañadas en dudosos líquidos y terriblemente exhaustas, lo disfrutamos mucho.

llegamos a mi casa de madrugada, y seguiríamos conversando hasta quedarnos dormidas, arrulladas por nuestras voces.

el domingo desayunamos temprano y nos vestimos, salimos de la casa con una maleta llena de ropa y mi cámara, buscando un lugar para tomar fotos. después de un rato caminando bajo el sol encontramos un bonito campo lleno de árboles y por el cual pasaba un riachuelo. 

Estefania se colgaba de los árboles y danzaba entre las flores mientras el viento sacudía su hermoso cabello, parecía un hada salida de un cuento.

después de un rato Estefania se tuvo que ir, la acompañé a la parada del camión donde nos abrazamos y dijimos adiós.